La depresión constante me censuraba las ideas, la depresión me hacía sentir mil veces más pesada y me impedía salir, me impedía mover mis piernas y mi voluntad se entorpecia, se dormía, hasta parece que moría, el escenario que mi mente veía era un reflejo de la alegoría de la caverna, perdida entre mis pocos reflejos de realidad, extraviada en ese espacio tan chico que parecía extenderse al tiempo, de la frustración que sentía, mi mente buscaba con que podría mantenerse entretenida, leía y fantaseaba, hasta que deje de estar en mi propia realidad.

Así es como yo vivía.

Ahora surge la matemática de lo que entiendo y lo que trato de entender, la posición de mi existir, si es que éxito, en este vacío cósmico, tan lleno de luz y probabilidades,  nace y muere por consecuencia.